
Desde pequeñito llevaba dentro de mí la afición por la naturaleza y los bichos, de hecho recuerdo como en 6º de EGB discutí con mi profesor, ya que éste me aseguraba que las musarañas eran seres de cuentos y yo le decía que eran bichos como ratoncitos pero con el morro largo… además de llenar la clase de escorpiones.
Siempre he compartido mi devoción por la naturaleza con mi afición a la música, aspecto que ha marcado la mayor parte de mi vida laboral. De la primera he obtenido la experiencia de campo necesaria para realizar los trabajos que hoy llevo adelante; y de la segunda, la capacidad organizativa de eventos socioculturales.
Ambas me han llevado por muchos lugares del mundo (Suiza, Alemania, Holanda, Tanzania, Kenia, Marruecos, Mauritania, Senegal, México, Dominicana, Perú, Brasil, Colombia…) con mi cámara fotográfica y mi cuaderno, lo que me ha permitido conocer otras vidas y ver más allá de la complaciente sociedad en que vivimos… además de recrearme con la inmensidad de la naturaleza viva y los diferentes pueblos que la habitan.
Aunque me encanta cualquier aspecto de la naturaleza y sus criaturas, mi pasión son los grandes carniceros: el lobo, el tigre, el león, la pantera, el jaguar… y por supuesto mi perro Dino. Musicalmente disfruto con cada nota de un extenso abanico que comprende desde The Beatles y Eskorbuto, hasta Luis Miguel… y su panchos. Mención especial me merece Virginia Maestro con Labuat y, por supuesto, su productor Mejisto con “El pensamiento negativo”. Libros: La Biblia (que nunca acabé); Al otro lado de la Niebla, de Juan Luis Arsuaga; y el Diario, de Ana Frank.
Tras la realización de diferentes fanzines y artículos para numerosas revistas y diarios como freeland, edité mis primeros libros; después iniciaría una nueva etapa como fotógrafo, monitor, diseñador y asesor medioambiental para diversas instituciones y empresas, y hoy sigo mi camino como freeland… de nuevo.
Julio García Robles